lunes, 23 de abril de 2018

El compareciente


-Entonces…, ¿no siente ninguna culpa? 
-¿Yo…?, ¿por qué? Son ustedes los que perturban el orden. Esto ha sido así siempre y no lo van a cambiar sus ideas anti-sistema
-O sea, niega usted que esto sea culpa suya.
-Usted está dictando sentencia, no haciendo una pregunta.
-No me venga con excusas. Su proceder es la causa de la ruina de miles de personas, usted y los que son como usted han arruinado a miles ¡Debería saberlo!
-Yo sólo he cumplido con mi cometido. A mi nadie me advirtió que eso fuera ilegal. Todo el mundo sabe muy bien donde se mete y que es lo que hace. Este es un país libre…
-Pues usted me contará quien tendrá que cargar con la culpa.
-Yo no puedo responsabilizarme de los actos ajenos, esos obedecen a la libertad de cada individuo ¿O acaso sugiere usted que la gente no debería ser libre? No me extraña, con esa ideología comunista y bolivariana que tiene.
-No estoy insinuando tal cosa, pero usted debería haber tenido en cuenta las circunstancias personales de los afectados.
-¿Circunstancias...? ¿A mi que me importan sus puñeteras circunstancias? Las únicas circunstancias importantes son las del país, las de todos.
-¿Quiere usted decir que esto no se podría haber evitado, que la culpa es del sistema?
-El sistema está bien, funciona. Este sistema permite que ahora, con nosotros, estemos creciendo más lo previsto. Debería tener más sensatez y hacer todo lo que esté en su mano para que las cosas funcionen en vez de estar siempre lamentándose.
-¿Me va a echar a mi la culpa?
-Yo soy una persona generosa y magnánima, no como usted. Ustedes sólo buscan minar nuestros méritos. Cuanto mejor, peor, el suyo, beneficio político. Yo soy legal y transparente, no tengo que pedir perdón por nada y menos por hacer las cosas como dios manda...
-¿Se refiere usted a ese dios al que se dirige diciendo “mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa...”? Un acto de contrición es su sortilegio infalible. La divinidad le exonera y le permite repetir, un día tras otro, esa manera de proceder sin sentir remordimientos.
-No, no es por eso. Ni razones culturales ni religiosas, hay otras más poderosas. ¡Es el mercado, amigo! 


Relato para participar en #relatosCulpa de @divagacionistas