miércoles, 30 de agosto de 2017

Y dios creó el Marketing…


-Sí, suena una música de fondo. Mejor con auriculares y bajando el volumen al mínimo imprescindible-

Cualquiera que se adentre en las procelosas aguas de Internet (por lo de “navegar” lo digo), puede comprobar alguna de estas tres cosas. Una: Nos tratan de “inseminar” algo, ideas políticas o religiosas, porque hay quien usa Internet y sus redes como estrado o como púlpito. Dos: Nos tratan de convencer de algo y en eso hay quien rebasa el ridículo atacando a su contrario, incluso mintiéndonos velada o descaradamente si hace falta. Y tres: Nos tratan de vender algo, pero quien lo hace descubrirá, tarde o temprano, que ese intento es vano. Sólo compramos algo cuando lo necesitamos y por eso la buena Publicidad no trata de vender sino de crear la necesidad.

En todo caso, como Internet y sus redes son un aparente gran ámbito en el que pregonar, aunque posiblemente no lo sea tanto porque todo depende de cuantos quieran escucharte, muchos se lanzan a proclamar sus ideas, creencias, disputas u ofertas y no tantos (al menos no tantos como quien lo hace quisiera), son los que están dispuestos a prestarles plena atención y a creerse a pies juntillas su pregón.

Con la irrupción del mundo digital han pasado muchas cosas buenas, pero no tan buenas también. Lo mejor es que ha surgido un medio que nos permite el contacto, casi instantáneo, con otras personas, desconocidas unas y otras queridas. Lo peor es que cualquiera, incluso algunos descerebrados, puede hacer lo propio con nosotros haciéndonos llegar su intento doctrinal. Y, aunque asuste pensarlo, siempre hay a quien le influye ese mensaje que posiblemente sea incompleto, inexacto e incluso pernicioso. Ahí están, por citar algún ejemplo, los postulados anti-vacunas, las defensas de la homeopatía o las presentaciones de “productos milagro” para adelgazar, tener musculitos o para aprender cualquier cosa con tan sólo apuntarse a un corto curso a distancia ¡Hasta hay quien defiende que la Tierra es plana!

Y apareció el gran gurú. Bueno, en realidad más de uno, decenas, cientos… Los nuevos predicadores de las nuevas creencias, de la ‘neofilosofía’ digital que con sus ideas, teorías y recetas nos dicen qué es lo que tenemos que saber; qué hacer y cómo; incluso nos imponen un nuevo lenguaje con palabras que debemos emplear para que los demás se puedan percatar de que sabemos y de ¡cuánto sabemos!, de que estamos al día y manejamos la teoría de la nueva “religión digital” (Ahí, continuación de este artículo, incluyo una lista de algunos de esos términos, siglas y expresiones a las que me refiero. No están todos porque no hace falta y porque la lista es interminable).

El Marketing, o sea, la mercadotecnia, ya existía mucho antes de que apareciera Internet, pero la Red de redes ha supuesto la propagación de nuevos dogmas porque con la explotación del todavía incipiente mundo virtual se ha generado la idea de que cualquiera con espíritu emprendedor y una buena idea de negocio de base digital puede hacerse millonario o famoso en un abrir y cerrar de ojos. Steve Jobs, Mark Zuckerberg, Bill Gates…, son muestra de ese éxito emprendedor nacido del empeño y la abnegación cultivados en un modesto garaje o en una residencia universitaria. Y luego, los grandes teóricos: Phillip Kotler, Guy Kawasaki, Seth Godin…, los que desde sus “escuelas” dictan las leyes y procedimientos que después muchos propagan tratando de evangelizar al mundo, generando adeptos para los que esas teorías son el todo, el sancta sanctorum de todas las enseñanzas.

No hace mucho, en una conversación de Twitter leí a alguien aseverar que La Radio no había superado las cuatro pes, una vieja teoría sobre la aplicación del Marketing en los negocios. Dada la mezcla que se pretendía hacer de esa teoría (que dudo tenga vigencia en nada) con La Radio (que no es sólo un mercado), pregunté “¿qué es eso de las cuatro pes”? Mi interlocutor me respondió con un “jajajaja”. Sólo pretendía saber si relacionaba la Radio con esa  obsoleta (y anglosajona, como todas) teoría. Me quedé sin respuesta.

Necesitamos saber, es preciso resolver problemas y afrontar las nuevas realidades que el mundo digital plantea. Con la digitalización disponemos de herramientas nuevas y maravillosas para hacer cosas nuevas, distintas, sí, pero para eso tenemos que investigar, estudiar y asumir nuestra propia realidad y la idiosincrasia del mundo al que nos dirigimos. No somos norteamericanos metodistas, somos íberos, latinos, apasionados y por lo general vehementes. Nuestra realidad, mercadológica o radiofónica, es otra. Lo demás es pura teoría, cuestión de fe.




Relación de “palabros”, siglas y expresiones que se cita:

  • Archives/files (archivo/documentos) Suele relacionarse con los guardados en formato digital. 
  • Back office (respaldo de oficina) Trabajos y labores administrativas internos en una oficina.
  • Background (Fondo) Relativo a la experiencia de la persona o la empresa.
  • Backup (Apoyo) Ayuda solicitada normalmente para temas informáticos.
  • Benchmark (Punto de referencia) Parámetro que se usa para medir crecimiento de una empresa.
  • Branding (Conseguir una marca) Conjunto de acciones para generar imagen corporativa, idea empresarial, credibilidad y reputación.
  • Brief (Breve) Resumen de proyecto, proceso o actividad.
  • Briefing (Instrucciones) En publicidad, pequeño cuestionario que la agenda hace al cliente o anunciante para precisar los detalles de la campaña.
  • Budget (Presupuesto) Estimación del coste de una acción o servicio.
  • Business analista (Analista de Mercado) Persona experta en predecir condiciones y resultados de una inversión.
  • Business to Business (B2B) Fórmula para referirse a empresas que se dedican a hacer transacciones comerciales con otras empresas.
  • Card (Tarjeta) De visita, de crédito. Billete de avión o embarque, etc. 
  • Cash (Efectivo) Operación con pago al contado y con moneda de curso legal.
  • Cash flow (Flujo de fondos) Activo disponible, activo circulante, dinero en caja.
  • CEO (Chief executive officer) Director Ejecutivo
  • CFO (Chief financial officer) Director financiero.
  • Click and mortar. Expresión para referirse a un eCommerce (una tienda electrónica online), que proviene de un comercio tradicional.
  • CM (community manager) Gestor de actividad de una organización o marca en los medios y Redes sociales.
  • Cluster (Racimo) Término para referirse a un conjunto de empresas 
  • Core Business (Actividad principal) Negocio, actividad o misión central de una empresa.
  • Coworking (Cooperación) Generalmente referido al espacio que permite a profesionales independientes compartir una misma oficina.
  • CRM (Customer relation management) Especialista en Atención al cliente.
  • Coach (Entrenador) Persona experta en realizar coaching.
  • Coaching (Entrenamiento) Ensayo o ejercitación (física o psicológica) repetitiva.
  • Copyright (Reserva de derechos de copia) Restricción del uso de algo mediante la protección registrada de los derechos de propiedad o autor.
  • Copyleft (Registro de derechos de uso libre) Registro por el que el propietario o autor permite el uso de su obra o propiedad registrada con limitaciones y/o condiciones.
  • Crowfunding (colecta) Recaudación colectiva para financiar un proyecto.
  • Crowlending (mini-préstamo) Aportación de perqueños inversores a cambio de una participación en beneficios.
  • Chairman (Presidente) El más alto y claro representante de una organización, aunque no ostente cargo ejecutivo en ella.
  • Deadline (Fecha tope) Tiempo límite para la ejecución de un trabajo.
  • Dropshipping (Envío de la gota) Sistema de comercio en el que el minorista pasa el pedido de su cliente directamente al mayorista para su trámite.
  • Engagement (Compromiso) Voluntad de conectar, generar compromiso. 
  • Elevator Pitch (En realidad elevator speech: discurso breve) Hacer un pequeño discurso, con una duración de conversación de ascensor, para interesar a posibles inversores.
  • Empowerment (Empoderamiento) Delegación de la autoridad
  • Entrepreneur (Empresario) Emprendedor, persona que inicia un negocio a su cargo.
  • Fee (Cuota) Generalmente referido al pago fraccionado por un producto o por prestación de un servicio.
  • Feedback (Realimentación) Suele tener relación con la respuesta de clientes a una oferta determinada.
  • Freemium (Gratuito/de pago) Se refiere a un modelo de negocio que ofrece acceso grauito a una parte y cobra una cuota de uso por acceder a la totalidad.
  • Focus Group (Grupo de Enfoque) Método para recopilar datos sobre un segmento del mercado (target)
  • FYI (for your information) Formula usada en comunicados internos y correos electrónicos: “para tu información”
  • Fundraising (obtener fondos). Actividades dedicadas a captar recursos
  • Gamification (convertir en juego) Estrategia que estimula a clientes a conseguir puntos, premios, etc. para estimular su interés (fidelizar).
  • Hackatón (aumentativo castellanizado de hacker) Reunión de desarrolladores informáticos para colaborar en la creación de nuevo software.
  • Homepage (Página principal) Portada electrónica de una publicación o de un sitio en Internet.
  • Insight (Visión) Motivación profunda del consumidor en relación a su comportamiento hacia un sector, marca o producto.
  • Key (Llave) Clave de un proyecto. Contraseña.
  • Kick off (Patada inicial) Expresión procedente del Rugby o del Football americano: Inicio del proyecto.
  • Know how (Saber como) Experiencia, conocimiento.
  • KPI (key performance indicator: indicador clave de rendimiento) Parámetro de referencia para medir el progreso de un proyecto en relación a un objetivo
  • LAN (Local Area Network) Red de área local.
  • Landing page (Página de destino) Micrositio promocional que resume la oferta de una forma simple y fácilmente entendible. 
  • Lean Startup (apoyo de puesta en marcha) Aprovechamiento de recursos y esfuerzos para conseguir clientes
  • Management (Administrador) Gerente o nombrado por la gerencia de un negocio para una administración general o parcial.
  • Media planner (Planificador de medios) Persona dedicada a la planificación de campañas organizando su difusión en diferentes medios.
  • Mentoring (Tutoría) Persona experta que invierte y asesora a una empresa joven.
  • MOOC (Massive online open courses) Cursos online masivos y gratuitos.
  • Networking (Trabajo en Red) Hacer contactos.
  • Offering (Ofrecimiento) Serie de decisiones estratégicas referidas a la concepción de la oferta a comercializar, su composición, sus precios y sus condiciones. 
  • Outsourcing (Fuera de fuente) Externalización de actividades, contratación externa.
  • Partner (Compañero) Puede referirse a un socio o una persona o marca con la que se comparten intereses.
  • PayPal (Plataforma de pago) Sistema de pago electrónico/Online sin efectivo.
  • Players (Jugadores, actores, intervinientes) Suele usarse para designar a los principales actores del mercado, empresas con más cuota de ese mercado.
  • Phishing (Suplantación) Tipo de estafa que consiste en tomar la identidad de un remitente conocido con el objetivo de incitar al destinatario a cambiar sus códigos de acceso a su cuenta bancaria en una web del estafador.
  • Publicity (Publicidad) Espacio publicitario con apariencia periodística, ya sea en forma de entrevista o reportaje.
  • Revenue (Ingresos) Entrada de dinero por ventas.
  • Responsive Design (Diseño sensible) Concepto que se aplica a la calidad con que se diseña una web de una empresa joven.
  • Retailer, retail (Minorista) Comerciante/Comercio. Persona que atiende y/o gestiona un pequeño comercio.
  • ROI (return of investment: retorno de la inversión) Amortización.
  • Seed capital (capital semilla) Aportación económica que permite iniciar un negocio.
  • SEM (Search Engine Marketing) Marketing en motores de búsqueda (Google, Yahoo, Bing…, etc.)
  • SEO (Search Engine Optimization) Persona o técnicas usadas para conseguir el mejor resultado posible de una web en función de su dependencia de motores de búsqueda para ser encontrada y/o visita por la mayor cantidad de personas en el menor tiempo posible.
  • SMO (Social Media Optimization) Experto en obtener el mejor rendimiento posible de las Redes Sociales (Facebook, Twitter…, etc.)
  • Stakeholder (Corredor de apuestas) Alguien interesado que interviene en un negocio (intermediario, proveedor…, etc.), sin pertenecer a él.
  • Staff (Personal) Plantilla, equipo de trabajo.
  • Startups (Arranques) Empresas de nueva creación en su fase de desarrollo
  • Stock (Valores) Existencias. Cantidad de productos o mercancías disponibles en un almacén.
  • Target (Público objetivo) Conjunto de personas a las que se dirige una oferta o una acción.
  • TPVV (Terminal de Punto de Venta Virtual) Es una TPV de un banco, el clásico aparato de pago con tarjeta, pero a través de Internet.
  • Trademark (Marca Comercial) Nombre u otro signo distintivo de una marca o negocio registrado oficialmente.
  • UX (User Experience). Experiencia del usuario al interactuar con una plataforma o tienda online.
  • Venture capital (Capital de riesgo) Cantidad de dinero que puede perderse en caso del fracaso de una inversión.
  • Wareness (Mercancías) Fase por las que pasa el consumidor antes de la decisión de comprar algo.
  • Workaround (Ronda de trabajo) Apaño, chapuza que permite seguir trabajando inmediatamente después de aparecer un problema inesperado.
  • Yak shaving (“Yak afeitado”) Hace referencia a ser meticuloso, cuidar los detalles.

martes, 29 de agosto de 2017

Idiotas



Escribir es un arte; un arte académico. Que gusto da leer a esos autores, periodistas o comunicadores que escriben con arte, que saben decir entre líneas mucho más que las propias palabras de sus textos. Que placer cuando el autor, además, declama con depurada cadencia y entonación su propio artículo ante el micrófono y lo escuchamos en la radio. Que sofisticado es eso de comunicar con sencillez y ser tan inteligible.

Siento una gran admiración por esas personas que parecen estar tocadas por los dioses, que tienen el don de comunicar, de escribir o decir las cosas con una preclara sencillez pero dejando patente su erudición, su enorme sabiduría. Me vale aquí esa leyenda que antaño coronaba el frontispicio de los seminarios: “muchos son los llamados y pocos los elegidos” (sentencia, por cierto, sacada del Evangelio de Mateo 22, 1-14, en donde se asemeja el supuesto "reino de los cielos" a la celebración de una fiesta organizada por un rey que ordena a sus guardias atar de pies y manos y arrojar después a las tinieblas a un intruso que se presenta sin estar correctamente vestido para la ocasión. Terrible escena. Terrible y clasista,  por mucho que desde el adoctrinamiento retuerzan el significado de la parábola), pero vamos a lo que vamos.

Ya lo han hecho antes muchos con más tino y destreza, pero yo también, desde aquí, quiero romper una lanza por el buen uso del lenguaje, algo que el humorista Héctor de Miguel, más conocido por “Quequé”, reclama con contundencia argumentando que “es lo que nos diferencia de los hijos de puta”.  Está claro que el exabrupto del humorista es pura retórica cómica, pero no deja de tener razón. Hay que ser cafre y necio para corromper un patrimonio de tanta grandeza como el propio idioma.

Estoy de acuerdo con esos postulados que, incluso desde sillones de la propia RAE, defienden que el lenguaje es algo vivo y en continua evolución, pero una cosa es incorporar barbarismos cuando por su uso llegan a ser consuetudinarios en la jerga y otra la bestial contaminación que irrumpe porque no son pocos los que, dejándose llevar por el snobismo (¡mira por dónde!, ahí queda un claro ejemplo de barbarismo), abusan del uso de términos paridos por los gurús de la nueva civilización con capital en Silicon Valley​​ (por cierto «Valle del Silicio» no de la silicona, como he llegado a oír a algún “divulgador”. El silicio es un «no metal», un elemento que, entre otras cosas, se usa para la fabricación de componentes electrónicos. La silicona es lo que se usa para agrandar tetas). Y luego, por si fuera poco, está esa otra polución del lenguaje que prolifera entre millennials y su gust x akotr palbras x efect dl SMS, l guasap (o sea, Whatsapp), y demás aplicaciones del todavía incipiente mundo digital.


Hay que vivir en el tiempo que toca y aceptar avances, tecnología, nuevos conceptos culturales y sus neologismos, claro que sí, pero hay que defender el patrimonio y poco o nada hay más importante, representativo y señero que la propia lengua, ya sea castellana, catalana, gallega, asturianu o mirandés (perdón, ya sé que hay más). Renunciar a ella es como rendir la bandera, menospreciar la propia identidad o tirar los ancestros al cubo de la basura. Usar de forma incorrecta el lenguaje, hablado o escrito, es, además, una falta de respeto al resto de paisanos, de compatriotas. Por favor, no seamos idiotas.

lunes, 28 de agosto de 2017

¡Se me ha roto!


-Sí, hay una musiquita de fondo. Mejor si te pones auriculares, bajas el volumen hasta lo imprescindible y lees despacito-


Hoy tuve que andar hasta el Centro de Salud, por lo mío, que se suele decir. Hacerlo, caminar la corta distancia que, por fortuna, separa mi casa del ambulatorio ha sido, con perdón por el dramatismo, una aventura al Himalaya ¡Qué barbaridad! Me crujía todo, me tiraba todo, me molestaba todo, me dolía todo. Un pequeño recorrido para el hombre, una odisea para un señor dolorido (o sea, yo).

Ciertamente que antes de que nos pase cualquier cosa, de que algún tipo de achaque se manifieste, nos sentimos invulnerables, fuertes, indestructibles, capaces de cualquier cosa. Luego, cuando la triste realidad se revela con la más mínima, ¡zasca!, la falsa coraza salta por los aires y nos quedamos ante el dolor como nuestra madre nos trajo al mundo, indefensos y vulnerables. Se le puede plantar cara con toda la voluntad que uno quiera, pero cuando duele, duele.

¡Qué maravillosa es la sensación que produce ese calmante que te inyectan cuando llegas arrastrándote al Centro de Salud! De un estado de irritación, de desconsuelo, de hastío, y hasta de tormento…, pasas, en pocos segundos, a lo que se dice "flotar en una nube". Le atribuyen a Schopenhauer lo de que “la felicidad es la ausencia del dolor” (¡vaya usted a saber!), pero es verdad que la contraposición de un estado con el otro, del antes con el después, hace de esa frase una verdad rotunda.

Pero el efecto de esos calmantes, por muy eficaces que sean, tienen sus horas contadas (a no ser que no te importe convertirte en un yonki de los opiáceos), sin embargo, hay otras “medicinas” que tienen un efecto mucho más radical y duradero y no, no hablo de falsos milagros homeopáticos ni nada por el estilo. Hoy, al “despertar” de mi letargo terapéutico me he topado con una buena dosis de esa otra medicina. La medicina del afecto, de la atención más considerada, de la generosidad, de la prescripción de mayor prestigio. Hoy, el maestro Gorka Zumeta se ha hecho eco de uno de mis post. No me puedo sentir más halagado, más privilegiado, más honrado ni mejor tratado ¡Un profesional de tan amplia experiencia, un divulgador de tan gran prestigio dando pábulo a una de mis propuestas más recientes y quizá de las más atrevidas!

Hablo de mi, puede que en exceso, con perdón (sí, perdón otra vez), pero también hablo de quienes, como yo, son amantes de la radio, hablo de los que hacen o quieren hacer podcast y hablo, con el background de “La Nueva Radio” en mi cabeza, de un proyecto que pretende unirlo todo para construir una realidad en la que una radio streaming llamada Ninguna sea el cauce catalizador de decenas, ojalá que de cientos de iniciativas que, por mucho éxito que tengan (especialmente algunas de mucho mérito) allí donde, como archivos de audio, estén alojadas (y podrán seguir estándolo), puedan llegar a  tener mucho más, mucha mayor difusión y mayor presencia si deciden unir su esfuerzo al de otros (todos juntos pero no revueltos). Hoy es un sueño, pero no es un sueño imposible. Es un llamamiento a construir algo nuevo sin que una gran corporación lo organice, lo gestione y lo explote. Es una revolución.




Tengo algo fundido, algo roto, pero tiene arreglo. O los huesos hacen su función o aprendes a vivir con alguna avería, no queda otra. Pero por nada del mundo quisiera, dentro de algún tiempo, recordar este proyecto y tener que exclamar ¡se me ha roto! Por favor, únete a él, hazlo tuyo.

sábado, 26 de agosto de 2017

Opus Vitae



Además de otro tan importante o más que aquí no viene a cuento, el gran amor de mi vida es La Radio. No siempre ni con la intensidad deseada he podido estar implicado en la Comunicación y en el Periodismo, mis pasiones desde hace ya un poco más de ¡cuarenta años!, ni más ni menos.

Tal y como muchos profesionales de extensa o intensa biografía cuentan cuando se les pregunta, yo también jugaba de niño a radiar noticias, presentar programas, hacer entrevistas o crónicas. Recuerdo que en mis tiempos de insti, cuando era estudiante de bachillerato, animaba a otros compañeros a salir a la calle, grabadora en ristre (aquellas primeras Phillips de bandolera del por entonces incipiente cassette), a hacer entrevistas o encuestas. Luego, con todo el material y el radiocassette de casa, montaba aquellas cintas a base de mucho recplay ¡Cuántas horas rebobinando dándole al bic!

Grabadora de cassette Phillips. Imagen: todocolección.net 

La radio es mi pasión. Creo que, de cuantos existen, es el mejor de los medios, por encima de los visuales. El atractivo de la pantalla, la útil y entretenida pantalla que a todo el mundo encandila y que ha conseguido que el televisor sea el poderoso totem que preside todos los salones o cuartos de estar del mundo o que los pasajeros del metro no levanten la vista del gadget que les ilumina la cara, es paralizante. Nos exige estar ahí, prestándole toda nuestra atención, mirando lo que nos enseña que o es una pequeña parte de la realidad, o, por lo general y salvo honrosas excepciones, es algo frívolo. La televisión, la hoy plana y otrora caja tonta que a veces no lo es tanto aunque atonte, es, además, una extensión del cine para el que se ha consumado como feroz alternativa.

Cuando todavía era un mozalbete, entre los amigos del barrio, en la pandi, estaba Carolina, una guapísima chica rubia, pizpireta  y a la sazón hija de Matilde Conesa y de Julio Montijano, dos actorazos del tristemente desaparecido cuadro de actores de la Sociedad Española de Radiodifusión, la SER. En casa de Carolina (en la actualidad actriz de doblaje), con ocasión de algún cumpleaños, de alguna fiesta o simplemente porque llovía y hacía mal tiempo en la calle, jugábamos con guiñoles haciendo teatrillos. Allí, por entre las rendijas de puertas entreabiertas, pude ver a otros grandes como Pedro Pablo Ayuso, Carmen Seco, Juana Ginzo… ¡Las grandes estrellas de la radio! ¡El Hollywood de las ondas! Escuchar aquellas voces sin transistor de por medio me estremecía de modo inconfensable mientras que para mis compañeros de juego parecía ser algo normal, intrascendente.

Nunca alcancé mi sueño de hacer o simplemente de colaborar con uno de esos programas de nivel mass-media, pero en mi experiencia profesional llevo a gala algunos hitos que sólo han sido y son importantes para mi. Todavía estudiante, conseguí que Ernesto Pérez de Lama me permitiera hacer un programita en Radio Juventud de Madrid. El primer día que llegué a la emisora de Diego de León para hacer mi programa me temblaban las piernas y sudé como si hubiera entrado en una sauna. De un programa semanal pasé a presentar uno diario. Depositaron en mi gran confianza, me entregaron las llaves de la emisora a la que acudía cada mañana a eso de las seis y media para encender los equipos, transmisor, giradiscos..., que debían calentarse previamente para alcanzar un funcionamiento óptimo a la hora de empezar la emisión, justo a las siete AM. A Madrid, al menos a una pequeña parte, la despertaba cada mañana con un programa de una hora que precedía al famoso Antonio Fernández y su “Área Reservada”. Y luego, en un alarde de osadía, propuse y conseguí conducir el primer programa de la FM española que suponía una emisión continuada de 24 horas. Aquel programa que sólo se emitía en las noches de viernes a sábado y de sábado a domingo (mañana en la que nos daba el relevo un tal Juan Ramón Lucas), se llamaba “Ni corto ni perezoso”. A la iniciativa no tardaron en sumarse emisoras más poderosas con programas de parecido corte. Por el nuestro pasaron, entre otros muchos, artistas como Miguel Ríos, Luz Casal o Joaquín Sabina al que mi querido y prematuramente fallecido compañero Jaime Barella le hizo su primera entrevista radiofónica cuando, recién llegado de Londres, empezó a cantar en LaMandrágora, por entonces el templo de los cantautores en la Cava Baja del madrileño barrio de La Latina.

Después, acabados los estudios, la necesidad de trabajar me condujo hasta Elche, a Salamanca después, luego a Elda, luego a Alicante y luego a Cádiz donde fui jefe de programas hasta casi la extinción de Antena3-Radio antes de pasar a ser, ya absorbida por la SER, Sinfo-Radio. A lo largo de esos años tuve, además, la oportunidad de ser testigo y participar en la inauguración de emisoras nuevas, una experiencia de emoción indescriptible.

Pero complejas vicisitudes me alejaron de mi amada radio de la que, quizá por la cabezonería de mantener un pundonor mal entendido, el de no pedir favores ni querer “enchufes” (mi familia tenía cierta relación de amistad con la de Díaz-Cañabate, por entonces gran accionista de la SER), no me llegaron nuevas oportunidades. Hubo un tiempo en el que me vi trabajando en la obra, como un simple peón en una empresa de impermeabilizaciones de balsas de riego, un trabajo físico duro y exigente que había que hacer sin dejar de poner en él los cinco sentidos constantemente. Un pequeño error, un mínimo fallo, supondría el colapso de toda la estructura una vez que el peso de toneladas de agua la pusiera a prueba.

Pero aún exiliado de mi mundo y lejos, muy lejos de lo que podía considerar mi casa, allá, en medio de la nada, encontré la manera de tener un mínimo contacto con mi apasionante vocación. En Cuevas de Almanzora, en el levante almeriense, donde convivía con el resto de la cuadrilla del trabajo, había una emisora municipal. Su director de entonces, Manolo León (apellido que, dicho sea de paso, reavivó recuerdos para mi entrañables y a la vez duros), me invitó a coloquios que moderaba los domingos por la mañana. No es que yo fuera un experto ni que supiera gran cosa, pero a base de leer libros de instrucciones, revistas sectoriales y folletos publicitarios (la mayoría en italiano, idioma del proveedor principal de los materiales que se utilizaban en las obras), llegué a per capire (a comprender), algunas cosas que en lugares como Almería, región de gran especialización en cultivo de invernadero, son cotidianas e importantes, vitales.

Al poco, Manolo me permitió presentar un programa los domingos por la tarde, hora de escasa audiencia pero suficiente para satisfacer mi “mono” de hacer radio. Recuerdo que cuando se cumplió mi etapa con aquella empresa de trabajo tan penoso y me despedí, Manolo me dijo “¡hombre!, si desde un principio llego a saber que eras tan profesional y periodista te hubiera propuesto un contrato”. Gran persona Manolo León, perdí su contacto pero estoy seguro de que retomaríamos la amistad de inmediato en el mismo punto en que se quedó cuando nos dimos un abrazo de despedida.

Luego, mi relación con la radio pasó a ser diferente. Lejos de los centros de emisión y ante la necesidad de tener que pagar mis facturas, me lancé al ruedo de la producción, de la publicidad y, con las oportunidades que comenzaron a florecer con los nuevos tiempos, también al de eso que llaman “emprendimiento”. Precisamente por prestar dedicación plena a esos objetivos, en 2012 y con gran dolor, tuve que cerrar una emisora on line que puse en marcha cuatro años antes. Fue una historia relativamente corta pero intensa la de «La Ibisí», bautizada así por el topónimo del lugar desde el que emitía. Ese mismo año, lleno de ilusión y junto a tres compañeros extraordinarios, nació un proyecto llamado «Wussic» con el que conseguimos el prestigioso premio «LinktoStart» que concede la Fundación INLEA. Fue el momento de comprobar que una cosa son las ideas y otra la capacidad financiera para poder hacerlas tangibles.

Ahora, una puñetera lesión de espalda, razón por la que llevo ya dos operaciones, me tiene prácticamente inmóvil, atenazado, a veces grogui por efecto de los calmantes, a veces fuera de mi (como he tenido ocasión de comprobar con tristeza), y a la espera de ser llamado de nuevo a quirófano para una tercera intervención. Pero eso no es óbice para que aliente nuevas ilusiones y, a pesar de todo, persiga nuevas metas con proyectos como el de Ninguna Radio, un plan que puede parecer utópico, pero que creo factible siempre que otros se animen a hacerlo también suyo. Se trata de hacer funcionar una de esas teorías formuladas sobre lo que ha venido a llamarse «la nueva radio». Hay que seguir adelante, ¡siempre adelante!


viernes, 25 de agosto de 2017

¡Job está bien!

No es que tuviera muchas ganas, pero pensando lo mucho que echaré de menos estas tardes de verano tan pronto transcurran unos días y empiece a sentirse la presencia del otoño con el rigor temprano que suele mostrar aquí, en la montaña, esta tarde salí a pasear para aprovechar la temperatura agradable que todavía tenemos por esos lares hasta la puesta de sol. Luego baja bastante y puede notarse hasta frío, clima de montaña.

Salí despreocupado a caminar sin rumbo, a estirar las piernas. Cuando llegué al parque que hay muy cerca de casa descubrí que allí, en un banco alejado, estaba sentado Job. Tardé unos momentos en reconocerle porque estaba encogido, sujetándose la cabeza entre las manos y con los brazos apoyados sobre las rodillas. Caminé hacia él sin que se percatara de mi presencia. Parecía absorto. Cuando estuve ya próximo le saludé…

-¡Caramba Job, me alegro de verte!

Sin abandonar del todo su postura apartó una de sus manos de la cara giró la cabeza y me miró yo diría que con cierto asombro.

-Hola Jose , ¿qué haces por aquí? Te hacía convaleciente en casa…
-Ya ves Job, un poco harto de tener que estar tan quieto, sin poder hacer más que esperar a que me llamen para operarme de nuevo… Bueno, ¿qué tal tú? Me dejaste muy preocupado con aquello de tu despedida…
-No levanto cabeza Jose. Al final me perdió la ansiedad y dije cosas de las que ahora estoy muy arrepentido. No sé cómo arreglarlo, si es que esto tiene arreglo.
-A ver, deja de preocuparte. Seguro que no es tan grave. ¿Quieres hablar de ello?
-Pues la verdad, no estoy seguro. No sé si es mejor darle una vuelta o dejarlo ya de una vez y pasar página. Si no me he muerto ya por lo pasado esto tampoco me va a matar.
-Bueno, bueno Job, no dramatices hombre. Estas cosas pasan constantemente y le suceden a muchas personas. Tú eres un tío inteligente  y estoy seguro de que puedes superar cualquier cosa.
-No sé. Ya sé que lo dices con buena intención, pero, acabe como acabe, es un asunto que llevo clavado en el alma…, me siento torpe, culpable.
-No pasa nada. A ver, dime, ¿cuál crees tú que es el problema?
-¡Buf! ¡Menuda pregunta! Empiezo a explicarte y no acabo.
-No, no. Céntrate. Trata de explicarme lo importante, la causa de que estés así.
-¿Te conté lo de Virginia, no?
-¿Aquella chica que era tu novia cuando te viniste a vivir aquí?
-Sí, más o menos.
-¿Cómo que más o menos? ¿Era o no era tu novia?
-Bueno, podríamos decir que sí. De hecho alguna conversación habíamos tenido sobre planificar juntos el futuro y tal…
-Ya, bueno, pero de eso hace ya la tira de tiempo…
-Hombre, no lo puedo negar, pero para mi es como si hubiera sido ayer…, o la semana pasada.
-Bueno Job. Hay que ser realista ¡Han pasado ya años! ¡La tira de años!
-Cuando me vine a aquí  fue para solucionar un problema, para una breve temporada. Trabajaba lejos de mi tierra y como ella estaba allí pues..., la verdad es que no lo hice muy bien, forcé la situación, pero dejé aquel trabajo y regresé para poder estar cerca de ella. Además, tenía por entonces la casa de mis padres allí, tenía mi viejo cochecito y podía ir y venir, moverme sin problemas. Pensaba que no me iba a ser difícil encontrar allí un trabajo de lo mío, ya sabes, pero una tras otra no encontré sino puertas cerradas. El tiempo se me fue echando encima, mis padres que por entonces acababan de irse a vivir al extranjero, querían vender la casa y mi presencia en ella era un problema. Así que en cuanto salió la oportunidad de un trabajo me vine aquí sin pensármelo dos veces, ya ves. Después…, bueno ya sabes lo que pasó.
-Ya, ya. Pero, a ver, focaliza porque todavía no me cuentas nada de dónde está el problema…
-Es que si no empiezo por ahí no vas a entender nada…
-Venga, va. Avancemos…
-Luego Virginia…, mi princesa…, mi dulce princesa…

Job volvió a echarse las manos a la cara y comenzó a balbucear palabras ininteligibles. Se echó a llorar…

-Tranquilo, hombre, tranquilo. Que me vas a hacer llorar a mi también. Cálmate, no pasa nada. Ya sé que te duele recordar todo eso, pero tranquilo. Venga, cuenta…
-Perdona, no lo puedo reprimir, lo siento…
-No lo sientas. Cálmate y habla. Que tenemos confianza, hombre. Ya verás como hablándolo te tranquilizas y te recuperas.
-Tienes razón, perdona…

Job enjugó sus lágrimas, se atusó el pelo con las manos y recobró una postura erguida y serena sobre el respaldo del banco.

-Ella tenía veintidós años ¡Era una niña!
-Hombre Job, con veintidós años, una niña tampoco era…
-Bueno, la cuestión es que por entonces estaba acabando la carrera, aunque llevaba tiempo haciendo prácticas, y yo, como era casi diez años mayor que ella, me sentía responsable… ¡Yo qué sé! No me atrevía a plantear nada estando ella en ese punto de su vida y más en mi situación. Puede que sólo fueran tonterías mías, pero así eran las cosas.
-¿Y qué pasó después?
-¿Después…?, Que cuando me encontré con la sorpresa de que aquí me dejaran en la calle de la noche a la mañana, sin trabajo, sin casa, sin familia… ¡No veas como me agobié! Caí en una depresión de caballo. Menos mal que me salió lo de Almería. Ya ves, yo, con mi carrera y mi experiencia a trabajar de peón para sobrevivir… ¡No sabes la vergüenza que me daba contarle a nadie conocido lo que me estaba pasando! ¡Pero tenía que salir de aquella y vivir como fuera! ¿Me entiendes verdad?
-Te entiendo Job, te entiendo. Pero hombre ¿Es que no pudiste si quiera hacer una llamada, yo que sé, a tus padres, a Virginia…?
-Te lo querrás creer. Lo primero es que hasta que no pasaron cerca de dos meses y empecé a cobrar algo, no tenía ni para tabaco. Es que entonces todavía fumaba… Además, ya te lo he dicho, me daba tela de vergüenza y como creía que todo pasaría en unos días pués… Yo sólo quería ganar algo de dinero para poder regresar a mi tierra y empezar a buscar otra vez algo, lo que fuera. Pensaba que si estaba trabajando de peón en Almería, podría hacer lo mismo en mi ciudad si llegara a ser necesario, ¡no se me iban a caer los anillos! Pero, joder, era muy duro aceptar todo aquello. Virginia era ya una persona con unas grandes posibilidades profesionales y desde el primer día que la conocí, en cuanto tuve la primera conversación con ella, comprendí que intelectualmente me superaba. Era una persona muy, muy inteligente, brillante y culta, muy culta ¡Menuda es Virginia!
-Joé Job, no sé que decirte. En esas cosas, cada uno es como es…
-Sí, sí…, ya sé lo que me vas a decir. Que hice el tonto, que no supe gestionar bien el momento y quizá no hice entonces lo más correcto, pero a mi me pareció que sí ¿Cómo iba yo, con mis problemas y en semejante situación, a ser capaz de interferir en la vida de Virginia? No creas que no le di vueltas. ¿Qué debí hacer entonces? ¿Llamarla a casa de sus padres para decirle que lo nuestro era imposible, que se olvidara de mi? ¡Pero si yo la quería! Estaba enamorado Jose, muy enamorado. La quería con toda mi alma.
-¡El tiempo todo lo cura!
-El tiempo ha sido mi verdugo Jose. No he hecho otra cosa más que darle vueltas y más vueltas durante todos estos años…
-Pero, a ver. Ahora ¿a que viene que saques a relucir todos esos recuerdos del pasado y por qué estás tan afectado?
-Pues… Como con aquella sociedad que hicimos con los holandeses me parecía que iba a ir todo como la seda y que de una vez por todas se acabarían todos mis problemas, salvo lo de tener que cuidar de mi padre y eso, pues hice una tontería…
-¿Tontería? ¿Tú? ¡Cuál!
-Pues nada, que busque su nombre en Internet y ¡zas!, ¡la encontré!
-¡Ah! ¡sí?
-Sí. Al principio no sé si tenía muy claro quien era yo, pero cuando ya por fin hablamos ¡buah!, fue muy duro. Los dos nos echamos a llorar y…, bueno ella me dijo que ya no me quería, claro, y que no recordaba gran cosa de mi. Me había ido borrando de su memoria…

A Job se le humedecieron nuevamente los ojos, suspiró profundamente, me miró fijamente y con voz entrecortada dijo…

-Yo no he dejado de quererla Jose. Ya sé que no tengo ni derecho ni oportunidad de reconstruir ya nada, pero he descubierto que sigo queriéndola y que fue y es el gran amor de mi vida. No he tenido muchas parejas, pero no recuerdo haber sentido nada ni parecido con ninguna otra.
-Bueno Job, tienes que comprender que a estas alturas, después de tanto años, ella seguramente ya tendrá más que encarrilada su vida…
-Eso mismo pensé yo y por eso, desde el primer momento, siempre quise ser prudente y no pasarme de la raya. Pensaba hasta que estaría casada y con hijos, pero la verdad es que no. Sé que ha tenido otras relaciones, claro, pero por lo visto ninguna de ellas ha llegado a cambiar su vida del todo.
-No me estarás diciendo que ahora pretendes…
-¡No! ¡De ninguna manera! Puedo ser un insensato, pero no tanto. Yo sólo quería, primero saber que estaba bien, que era feliz, y luego proponerle empezar una amistad. Quería que fuéramos amigos, contarnos nuestras cosas, hablar de temas de la profesión, del trabajo…, cosas así.
-¿Y qué?
-Bueno, la verdad es que ni bien ni mal. Creo que le hemos puesto voluntad pero al principio notaba como me lanzaba algún reproche de esos que te llegan como si nada, palabras envenenadas. No sé, resquemor, desconfianza…
-Bueno Job, tampoco es tan raro. Yo diría que hasta lógico…
-Ya te he dicho que es una persona muy inteligente y bien formada. Además, es sensible y comprensiva, más de lo que esperaba porque al principio, te lo digo de verdad Jose, me daba miedo, que digo miedo ¡pánico! Ha sido difícil, muy difícil…
-Lo que no entiendo Job, es como ahora, después de tanto tiempo, te complicas la vida de esta manera.
-Necesitaba que conociera por mi mismo qué fue lo que pasó. Y, sobre todo, necesitaba dejar claro que puede que no lo hiciera bien, que me equivocara gravemente, pero que no actué de mala fe y que no soy ni mucho menos un canalla o un cobarde que desaparece porque sí.
-Bueno Job, eso lo sabes tú. Los demás, visto así desde fuera…
-¿Es que no me conoces Jose? ¿Crees que después de todo podría dejar dudas sobre mi y mucho más a una persona que me importa tanto?
-Bueno, bien, bien… Tú sabrás. Yo, claro que confío en ti. Es como si nos conociéramos de toda la vida… Pero lo que sigo sin entender es el por qué de ese disgusto que arrastras desde hace días con todo este asunto que parece un culebrón venezolano Job.
-Pues nada, que me agobié Jose, que metí la pata.
-¿Cómo?
-Pues mira, que entre lo de mi padre, lo de los holandeses, los problemas en casa… Hace ya unos meses empecé a leer lo que no debí empezar a leer…
-¿De qué me estás hablando?
-Virginia, que tiene un blog y escribe relatos y los cuenta de una manera que no puedo sino imaginar que son experiencias suyas propias
-Bueno ¿y qué?, cada uno cuenta lo que le da gana. Somos libres Job.
-Hombre ya, pero, yo que sé, empecé a emparanoyarme Jose. De repente empecé a pensar que lo hacía para fastidiarme. No me digas nada, no me preguntes por qué. Ya sé que no tengo ningún derecho a entrometerme en su vida, ni a sacar conclusiones de nada y mucho menos a juzgar nada, ni nada de nada, pero eso me pasó Jose, me pasó, sí, me pasó. Y claro, la cosa acabó mal, muy mal. Ha sido algo irracional, ilógico. Me llegué a sentir tan mal que empecé a alejarme, a no contestar a sus saludos, a no responder a sus mensajes… Bueno, algo surrealista. No me preguntes porque ni yo mismo sé bien qué me pasó…
-Y se enfadó contigo…
-¡No! ¡Que va!, el que ha medito la pata hasta el corvejón he sido yo.  Verás. Ya habíamos tenido algunas suspicacias y discusiones, ya nos habíamos advertido varias veces que nos estábamos haciendo daño, que no podíamos seguir así…
-¿Y por qué, joé? ¿No se trataba de ser amigos?
-¡Sí!, pero he insistido tanto en intentar que comprendiera lo que me pasó que ella, claro, se queja de que una y otra vez le repita las mismas cosas… Sufre con ello.
-Bueno, pues déjalo ya, caramba. No vayas por ahí…
-Tienes razón, pero entiéndelo, necesito que sepa, que comprenda, aunque no lo apruebe o aunque le parezca que no lo hice nada bien… Bueno, a lo que voy. Hace unos días discutimos por lo mismo. Me notó raro, incluso me llamó, hablamos por teléfono, pero yo estaba de tan de mala leche dándole vueltas a que no me quería entender, a que había olvidado todo..., bueno todo no, lo malo, eso sí que lo recuerda todo perfectamente
-¿Lo malo? ¿Cómo lo malo?
-Bueno, hubo cosas. Algunas cosas casi dramáticas, pero que al final terminaron por unirnos todavía mucho más… Ya te iré contando. Lo que a mi me ha reconcomido por dentro es que los momentos buenos, los bonitos incluso los divertidos, los haya olvidado totalmente, pero del todo, vamos. Y eso, unido a que empezara a decirme cosas como "no te conozco", "no sé cómo eres" o que por alguna cosa sin mayor importancia me llegue a confundir con un tipo de persona que no soy…, en fin. Que pensando en todo eso y luego leyendo lo que escribe de sus experiencias con otros hombres, de cómo uno le pide que se ponga su camisa para que deje en ella su olor, otro que le dejó con deseos de besarle, que si con otro compartía confidencias íntimas, que si otro la erotizó antes de hacerle el amor…
-Pero bueno Job, tú no puedes estar en esas cosas. Date cuenta de que no tienes ningún derecho ni siquiera a valorar…
-Ya, ya, ya… No me insistas Jose que ya lo sé. Si te lo digo es para que sepas qué narices estaba pasando dentro de mi cabeza. Ya sé que no debo ni puedo hacerme juicios de valor. En realidad no me los hago. Ha sido, ya te digo, un montón de cosas en un momento mío malo y he dado un patinazo de los de campeonato. Claro que con cualquier otra persona y de no tratarse de quien se trata…, a ninguna de esas cosas las hubiera dado mayor importancia, no las hubiera tenido en cuenta ni por lo más remoto.
-Ahí le has dado. Eso es lo que tienes que hacer.
-¿Qué te crees? ¿Qué no me doy cuenta? ¡Que ya tenemos una edad Jose!
-Bueno y qué ¿Qué vas a hacer?
-¿Qué voy a hacer? Nada. Lamentarme. Y pedir perdón, claro, disculparme. Ojalá esto no pase de aquí y podamos seguir teniendo una buena y sincera amistad…
-Eso no depende sólo de ti Job
-Ya, ya lo sé. Me he equivocado. Soy consciente y tendré que aceptar lo que sea, por mucho que me duela… No me queda otra. En fin, me tocará sufrir otra vez, yo solito me lo he ganado.
-Anda, vamos a tomar unas cañas. Yo invito.
-¡Hombre, eso sí que es buena idea!
-¿A qué ya estás mejor?
-No hay nada como tener alguien con quien poder hablar para aclarar las ideas. Eres un amigo Jose.
-Y tú, Job… y tú. Oye ¿y cómo la conociste?
-Esa es una historia muy bonita. Te la cuento con la primera caña…


Job y yo nos alejamos del parque camino de un bar cercano charlando animosamente. Estaba entusiasmado por contarme cómo conoció a Virginia y cómo se enamoró de ella. Esa es una historia que pasó hace mucho, mucho tiempo… Lo mejor es que Job está bien. Cuando me enteré de lo de su “despedida” me dejó muy preocupado, la verdad.

Para ser feliz...


-Sí, hay una música de fondo. Mejor si te pones auriculares, bajas el volumen hasta lo imprescindible y lees despacito-


Definiciones de felicidad hay para aburrir y recetas para conseguirla ya ni te cuento. La felicidad, la gran utopía de la condición humana, está sobrevalorada. Es la gran meta, la cumbre más alta de todas cuantas se puedan escalar en esta vida. Unos la asocian con tener una destacada posición social, otros con la promoción profesional y la mayoría con lo material ¿Cómo no va a ser feliz un millonario?

El ser humano quiere ser feliz y serlo siempre, todo el tiempo. La filosofía así lo reconoce desde tiempos aristotélicos y en sus razonamientos y conjeturas le ha puesto subtítulos a la felicidad hablándonos de hedonismo o de eudemonismo, o sea, de placer o de virtud como ingredientes principales de la compleja receta que es necesario cocinar para saborear a la postre el apetecible plato de la felicidad.

Para quienes quieran entrar en mayores disquisiciones sobre el concepto de felicidad les recomiendo echar un vistazo a la llamada pirámide de Maslow, un esquema  en el que, de manera sencilla, se jerarquizan aquellas cosas que se consideran necesarias para ser feliz. Y aquí entra en juego la Psicología, con su propensión a medir conceptos tan intangibles y subjetivos como la felicidad. De vez en cuando, entre las noticias de los telediarios, nos hablan de una tal encuesta Gallup que trata de establecer el ranking de los «países más felices», pero, ojo, se trata de una medición hecha con fines mercadológicos, no sociológicos.

En lo que estamos de acuerdo es en que todos queremos ser felices y serlo supone tranquilidad económica, paz interior, buena salud, ausencia de conflictos, estabilidad laboral, reconocimiento social y, sobre todo, afectividad correspondida. Dicho de manera simple y como decía la canción: salud, dinero y amor. Pero disfrutar de todo eso, aún en abundancia, no nos garantiza la felicidad porque esa también depende de nuestra personalidad y de nuestra biología neuronal.

El entorno cultural en el que hayamos evolucionado, la educación que nos hayan inculcado durante nuestra infancia y juventud, la cantidad de conocimientos que hayamos adquirido durante nuestra etapa académica y siguientes, nuestras relaciones, amistades, aficiones y pasiones marcan nuestra personalidad y, además, nuestro cerebro es un drogadicto insaciable. Me explico. Por ejemplo, esas sensaciones que tenemos cuando nos enamoramos son consecuencia de que nuestro cerebro se inunda de serotonina y de otros neurotransmisores como la oxitocina, también llamada la hormona del amor.

La experiencia nos dice que felicidad son, al fin y al cabo, sólo momentos en los que algo nos conmueve, nos hace sentir placer o nos emociona, no necesariamente para dibujarnos una sonrisa en la cara. Para mi la felicidad no es otra cosa que ser consecuente y obtener con ello la satisfacción de saber (al menos de creer con convencimiento), que se ha hecho lo correcto aunque eso suponga un doloroso sacrificio. La felicidad es sentir de forma consciente, apreciar lo que se tiene y recordar con alegría esos instantes tan especiales que hemos vivido.

jueves, 24 de agosto de 2017

Cuestión de vida o muerte



-Hay una música de fondo que puedes activar con el botón «play» al final de la página-



Sí, sí, ya sé que citarla en una frase a muchos les da aprensión (a mi el primero), pero ni nadie nos pidió permiso para nacer ni nadie podrá impedir la llegada del final. Particularmente prefiero vivir sin obsesiones, sin excesiva melancolía y disfrutando de lo que haya, a veces mucho, otras no tanto y más bien poco o casi nada, pero disfrutándolo con alegría, de buen humor y mejor con la ilusión de algún nuevo objetivo que perseguir.

Mi madre, persona vitalista donde las hubiera, mujer avanzada a sus tiempos y que siempre derrochó energía con una simpatía arrolladora allá por donde pasara, cada vez que tuvo ocasión proclamó su deseo de que en su funeral, además de “nada de rezos ni misas ni zarandajas religiosas”, no hubiera flores “que al día siguiente estarán ya pochas. Quien quiera regalarme flores que lo haga ahora, cuando estoy viva, y si son macetas mejor, prefiero a las plantas vivas”, decía. Y, obviamente, llegada la hora, cumplimos todas sus voluntades.

Pensar en la muerte, lo que tanto nos asusta de niños, nos parece casi inverosímil en la adolescencia y nos preocupa en la madurez, no es malo con tal de no obsesionarse. Más que a la muerte creo que le tenemos miedo al sufrimiento, al dolor, a la enfermedad o al deterioro que, en el mejor de los casos por cuanto apareja una generosa longevidad, la antecede. Pero la muerte no es, salvo abrupto suceso que la precipite, más que un hecho biológico que cierra nuestro propio ciclo vital, eso que los científicos definen como la imposibilidad orgánica de sostener el proceso homeostático.

Mi relación  profesional con el mundo de la Publicidad me hizo poner atención en un anuncio reciente de los que salen en la tele. En él, el anunciante parece querer evitar expresiones como morir o muerte, palabras que ponen nervioso al personal, pero recuerda lo inevitable y sus consecuencias para los que dejamos atrás. La muerte tiene sus responsabilidades que, en cierta medida, influyen en que quienes nos suceden puedan afrontar la pérdida sin más angustias que las que el propio duelo les pueda provocar.

Pero a lo largo de la vida somos testigos, quizá víctimas, de otras muertes o, por decirlo más suavemente, de otras pérdidas. A veces, consecuencia de exageraciones, suspicacias o falta de entendimiento, llega a producirse la pérdida de una relación estrecha y grata con alguien que de verdad queremos. Esa pérdida nos conduce a un estado de duelo tan desgarrador o más aún que el de la propia muerte puesto que la segunda es irreparable y la primera, al no serlo, nos angustia con la remota esperanza de encontrar la manera de volver a ser aceptados.


Si alguna circunstancia, como por ejemplo una enfermedad o una intervención quirúrgica complicada en ciernes, nos hace presagiar la posibilidad de nuestra propia muerte, por remota que sea, entonces nos parece apremiante resolver asuntos, despejar penas y pesares, contactar con quienes siempre tuvimos en el corazón a pesar de años de silencio y distancia y, desde luego, revelar sinceramente toda nuestra verdad. Es cuestión de vida o muerte.