lunes, 11 de septiembre de 2017

El beguine



-Sí, hay una música. Es mejor bajar el volumen todo lo posible y dejarla que suene como paisaje de fondo-


Voy conduciendo por la autopista. Me he pasado la salida ¡Mierda!, no llegaré a tiempo. La hora se echa encima y avanzo sin levantar el pie del acelerador buscando desesperadamente un cambio de sentido. Ojalá pudiera girar aquí mismo, pero es imposible. Tengo que volver a la salida…

De repente, una vieja melodía por la radio. Me suena ¿cómo se llama…? la tarareo mentalmente… ¡Ah, sí, ya me acuerdo! Begin the beguine ¿Por qué la traducirían «Volver a Empezar» si no tiene nada que ver con el título? No sé, supongo que será por eso que dice la letra de “cuando comenzó el beguine regresaron a mí tiernos recuerdos” y no sé que más…  Pero, ¡qué narices estoy pensando! Voy a llegar tarde y el dichoso cambio de sentido no aparece ¡Maldita autopista!

El tiempo pasa y ya es inevitable, no llegaré. Empiezo a pensar que nunca debí hacer este viaje y mucho menos sin avisar. Se hará de noche y no podré encontrarla cuando vuelva a casa del trabajo ¿Cuántos años han pasado? Treinta, treinta y cinco… No sé, muchos, demasiados, ¡toda una vida! Pero hoy, por fin, volveré a verla ¡si llego a tiempo!

¡Por fín! Ahí hay una señal de cambio de sentido. Vamos allá. Sé que está cerca pero la distancia se me hace eterna. Parece que nunca voy a llegar ¡Cuánto tiempo pensando en este día! Pasaron tantas cosas… El tiempo pasó y pasó y todo se puso en contra de que llegara el momento de poder regresar. Pero hoy es ese día. Siempre ha sido y será mi gran amor..., el Amor de mi vida.

¡Bien! He llegado a tiempo. Buscaré aparcamiento y esperaré. Seguro que no tarda. Miró el reloj del teléfono. Los segundos se mueven a cámara lenta ¡No puedo más! El corazón me late muy fuerte…  A ver ¿llevo bien el cuello de la camisa?, ¿estoy bien peinado? ¡Vaya! ¡el cinturón del coche me ha arrugado la chaqueta!, me la tenía que haber quitado para conducir.

¡Ya está ahí! Acaba de doblar la esquina. Mírala, han pasado años pero sigue siendo la misma, está igual ¡Qué guapa es! Anda de la misma manera. Se acerca. Creo que no sabe que soy yo –¡Hola…!– ¡Ahí va! ¡Vaya cara de sorpresa ha puesto! –¡Hola! ¿Y tú por aquí?– me dice. –Pues, he venido por unos temas del trabajo y he pasado a ver si te veía, para saludarte– miento. –Mira, te presento a…– No sé que nombre me dijo, pero de pronto me di cuenta de que venía acompañada. –La verdad es ahora me pillas un poco mal, lo siento– se excusa. –No pasa nada. De todas formas me tengo que ir, mañana tengo que estar de vuelta– No sé si esto lo dije o sólo lo pensé. Dí media vuelta. Todo, menos mi cuerpo, se murió. Nunca más regresé.



NOTA: Este texto lo escribí pensando participar en la convocatoria #relatosRegreso de @divagacionistas, pero no. No estoy a la altura y, además, total ¿para qué?

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